viernes, 19 de diciembre de 2008

Dos cadenas para ti (2)

No tuve tele en casa hasta los cinco o seis años (éramos tan pobres…), una de 14 pulgadas en blanco y negro frente a la que veía Barrio Sésamo, dibujos animados y series ochenteras de las que emitían a las tres y media, como éstas:

Los cuentos del mono de oro: lo cierto es que apenas recuerdo nada de esta serie, sólo que el protagonista pilotaba un hidroavión, se llamaba Jake, y su mecánico Corky vestía un mono blanco que siempre llevaba manchado de grasa. La anécdota entrañable que quería contar es que mi madre me llamaba "Corky" cuando llegaba de jugar todo sucio… :P



Luego echaron Galáctica: estrella de combate. Genial: Apollo, Starbuck, los cylones, los vipers… los vipers eran las naves de combate, así llamábamos los niños del barrio a nuestras bicis. Y cuando íbamos a tocarle el culo a las chicas que esperaban frente a la discoteca salíamos corriendo de detrás de la esquina, de uno en uno, gritando: "¡Viper 1!", "¡Viper 2!"...



Cuando quitaron Galáctica me quedé helado, pero se me pasó en cuanto vi el primer capítulo de su sustituta, El gran héroe americano. Esa me marcó: un tirillas con rizos, como yo, encuentra un traje alienígena que le da superpoderes. Me estremezco sólo de escuchar la música…



jueves, 11 de diciembre de 2008

El circo del desaliento

En este álbum se reunieron algunos trabajos primerizos que David Rubín tenía diseminados por varios fanzines y revistas, o inéditos. Recopila una historia larga (Donde nadie puede llegar, de 54 páginas) y diez cortas, todas ellas fechadas en torno al año 2005.

Aunque en estas páginas hay un poco de todo -como es lógico en obras tempraneras-, Rubín demuestra ser ya muy bueno tanto gráfica como narrativamente. Pero además me parece un autor preocupado por mejorar, y por lo que he hojeado, en sus siguientes obras ya lo ha hecho (al menos en cuanto al dibujo, espectacular).

En tono poético, sus historias alternan el desamor o la tristeza con violentos arranques de furia. Entre sus personajes destacan los tipos duros venidos a menos, héroes y justicieros enmascarados enfocados desde un punto de vista poco heroico.

lunes, 8 de diciembre de 2008

El cíclope

The Cyclops (1914), Odilon Redon


Esta obra de Eurípides versiona el mito de la Odisea en el que Ulises consigue escapar del cíclope Polifemo por medio de la astucia, emborrachándolo y cegando su único ojo.

Durante las fiestas en honor a Dioniso se representaban tres tragedias (que podían estar o no relacionadas) seguidas de un drama satírico como éste, que servía para relajar la tensión dramática. Deben su nombre a que el coro estaba formado por sátiros y dirigido por Sileno, a quien llaman "padre".

Éste es el único drama satírico que ha llegado completo a nuestros días, y por tanto la más antigua obra humorística que conservamos de los griegos. Aunque el humor de Eurípides sea probablemente más "intelectual" que el de sus contemporáneos, los chistes sobre la borrachera o sobre la homosexualidad del cíclope debían hacer las delicias del público.


viernes, 5 de diciembre de 2008

Putas asesinas

Hace poco leí un artículo de Javier Marías en el que se quejaba de cómo se sobrevalora la obra de los artistas muertos, sobre todo si son prematuros, elevándolos a los altares después de haber sido ignorados en vida. Uno de los ejemplos que mencionaba era el del escritor chileno Roberto Bolaño, que fue criticado y pasó muchos apuros económicos hasta que se murió tempranamente y se convirtió en un "genio"… No sé si Bolaño es un genio o está sufriendo el "efecto muerte" que dice Marías, el caso es que conecta conmigo más que ningún otro escritor que haya leído: su prosa me hipnotiza, me arrastra por los pelos a su mundo. Porque la obra de Bolaño es un universo autosuficiente, y es frecuente que los mismos temas, los mismos personajes, los mismos paisajes aparezcan aquí y allá en sus textos: su alter-ego Arturo Belano, los paisajes del norte de México, la generación desencantada de chilenos que vivió el golpe de estado y el exilio, la literatura… habla, en fin, de su vida y su visión de la vida, pero disfrazándola sabiamente para hacerla universal. Para mí es un genio.

Este libro de cuentos es una buena manera de conocerlo, están casi todos esos temas recurrentes, y aunque la crítica suele decir que será recordado por sus novelas más que por sus cuentos, aquí mismo tiene algunos memorables: Últimos atardeceres en la tierra (precioso título) es la relación entre un padre y un hijo de vacaciones en Acapulco; en Prefiguración de Lalo Cura nos encontramos con uno de los personajes de 2666, que aquí nos narra su infancia en el sórdido mundillo del cine porno colombiano; El retorno y Buba son los cuentos más "divertidos", están dotados de un humor muy particular; en Fotos nos encontramos con Arturo Belano en África, fascinado por un libro con viejas fotos de poetas, en lo que podría ser un apéndice a Los detectives salvajes; y Encuentro con Enrique Lihn, que cierra el libro, es un relato onírico en el que Bolaño, con su propio nombre, hace un repaso al panorama literario chileno.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Hipólito

De nuevo, como en Medea, Eurípides aborda el tema de la mujer poseída por la pasión. En este caso Fedra, esposa del héroe Teseo, se enamora perdidamente de su hijastro Hipólito, que Teseo había engendrado con su primera mujer. Hipólito es adorador de Ártemis, y por tanto practica la castidad. Se enfada mucho cuando la nodriza de Fedra le confiesa el secreto deseo de su ama, y esa confesión desencadena una serie de reacciones trágicas que culminarán en la desgracia para Fedra, Teseo y el propio Hipólito.

Era inevitable, porque sólo son peones en un juego entre las diosas Afrodita y Ártemis, representación de dos fuerzas antagónicas de la naturaleza: la pasión amorosa y la castidad. Eurípides muestra a los personajes dominados por sus debilidades y confusos ante un mundo que les supera, incluso los dioses son "más humanos" que en las obras de Esquilo y Sófocles. A Eurípides le preocupaba el hombre, era un intelectual que gustaba de participar en tertulias con los sofistas, poseía su propia biblioteca y escribía dentro de una cueva, para evitar molestias (tras su muerte, los atenienses enseñaban esa cueva con orgullo a los turistas).

El tema de Hipólito y Fedra ya había sido tratado por Eurípides en otra obra, llamada Hipólito velado, desaparecida por desgracia para nosotros, que fue muy polémica: Fedra le declaraba directamente su deseo a Hipólito, acosándolo. Como Hipólito la rechaza Fedra lo acusa ante Teseo de intento de violación (es un tema clásico, recordemos el caso de la mujer de Putifar). Parece ser que la obra fue un escándalo por la carga erótica del personaje de Fedra, y en esta nueva versión se habrían eliminado las partes más controvertidas. Una pena no poder comparar.

Phèdre, Alexandre Cabanel