domingo, 23 de noviembre de 2008

El enorme libro del infierno

Desde 1977 lleva el gran Matt Groening dibujando las tiras de Life in Hell. En sus inicios las fotocopiaba y vendía él mismo, y hoy se publican en más de 250 publicaciones de todo el mundo. Los protagonistas de la tira son personajes fáciles de dibujar (Groening presume de ello) como el conejo Binky, la extraña pareja que forman Akbar y Jeff, o versiones del propio autor y su familia.

En este "enorme" libro se recopilan más de 150 páginas que abarcan desde principios de los ochenta hasta mediados de los noventa. Menos controlado que en la tele, Groening hace crítica social, política y sentimental valiéndose del fino humor que ya conocemos, pero más personal, duro y surrealista.

Al productor James L. Brooks le gustaba tanto esta tira que en 1987 ofreció a Groening la posibilidad de presentar a la FOX cualquier proyecto de animación con la garantía de que sería aceptado… así nacieron Los Simpsons.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Pobre cabrón

Joe Matt es muy, muy sincero. A veces demasiado, y leyendo sus cómics autobiográficos nos podemos sorprender pensando "a mí me pasa lo mismo", cuando nos cuenta sin ningún pudor sus fantasías sexuales, su afición a la pornografía o los más vergonzantes secretos de sus relaciones de pareja. A veces eso le pasa factura, cuando alguno de sus conocidos se ve retratado en su cómic Peepshow y reacciona enfadándose… pero claro, Matt también dibuja estas reacciones. Ya digo, muy sincero.

Pero como el cabrón tiene mucha gracia para contarlo, no podemos evitar simpatizar con sus neuras, su tacañería, o con sus sufridos amigos y paños de lágrimas Seth y Chester Brown, también dibujantes y residentes en Canadá.

Por cierto: en su cómic El Playboy, Chester Brown se retrata masturbándose a dos manos y de forma muy extraña; Joe Matt lo hace acostado cara abajo en una postura que parece bastante incómoda. ¿Qué pasa en Canadá? ¿dónde han aprendido a masturbarse así???

En fin, que se puede pasar un buen rato leyendo las confesiones de Joe Matt, a través de sus historias podemos reírnos un poco de nosotros mismos y nuestras miserias…

jueves, 13 de noviembre de 2008

Medea

Medea había puesto mucho de su parte en su relación con Jasón el argonauta: por amor a él traicionó a su padre para conseguir el vellocino de oro, provocando además la muerte de su hermanastro; por amor a él renunció a su patria y le dio tres hijos. Jasón la convirtió en su esposa y le juró amor eterno.

Una vez establecidos en Corinto, Jasón decidió que le iría mejor si abandonase a Medea y se casara con la hija del rey Creonte… Despechada y ante un inminente destierro, poseída por el odio y los celos, Medea monta en cólera y planea la venganza más cruel contra Jasón. Y aunque vacila, termina por llevarla a cabo.

De los tres grandes trágicos griegos, se dice que Eurípides es el más "moderno". Sus personajes son más complejos psicológicamente, más humanos. También se atreve a criticar la sociedad de la época, y en sus obras no hay tanta intervención divina como en las de sus predecesores, quizá porque en aquel tiempo la fe en los dioses estaba siendo puesta en duda por los sofistas, y también por su contemporáneo y amigo Sócrates, que al parecer sólo iba al teatro cuando estrenaban una de Eurípides.

Uno de los rasgos más relevantes de su obra es la importancia que da a los personajes femeninos, como Medea. Es conocida la misoginia de casi todos los hombres hasta bien entrado el siglo XX, y Eurípides no es una excepción. Sin embargo, hay quien cree que el papel de la mujer en la tragedia griega proviene del recelo masculino hacia una presunta "Edad del matriarcado" anterior. Sobre ello abunda este interesante artículo que he encontrado, aunque sus conclusiones son discutibles.

Lo cierto es que es curioso que muchos de los grandes personajes de la tragedia griega sean mujeres (y de armas tomar, como Medea o Antígona), cuando ellas no podían actuar, y durante mucho tiempo ni siquiera asistir a las representaciones.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Dos cadenas para ti (1)

Ahora que ya he acabado el repaso nostálgico a la TVG de mi infancia (la serie Éramos tan jóvenes, en la sección vídeos), voy a empezar a hacer algo parecido con la TVE de cuando sólo había dos canales. Y ésta me parece la introducción perfecta:

En el año 1985 el director del Ente era José María Calviño, que había ofrecido bastante libertad al personal (programas como La bola de cristal o La edad de oro…) y a pesar de ello era muy criticado. Quizás para responder a esas críticas se sacó de la manga este increíble programa, Si te he visto no me acuerdo, emitido por la "segunda cadena" (lo que hoy es "la 2") en la nochevieja del 85 al 86. En él se repasan los primeros tres años de gestión socialista en TVE (el subtítulo del programa es La tele roja) en formato "zapping", realizado con un guión exquisito y una gran selección de imágenes. Sus ¿responsables? y presentadores fueron los geniales Ignacio Salas y Guillermo Summers, acompañados por Pastora Vega.

Lo han subido a Youtube en 17 partes de unos diez minutos. Aquí os dejo la primera, pero os recomiendo verlas todas a los que queráis recordar, o descubrir, lo que era este país en aquélla época.


miércoles, 5 de noviembre de 2008

Blotch

Tenía ganas de leer algo de Blutch, y he empezado por esta recopilación de historias cortas de su personaje Blotch (no confundir).

Blotch vive en el París de los años 30 y dibuja chistes en una revista. Aunque no pasa de mediocre, él se considera el mayor artista de su tiempo, un genio comparable a Victor Hugo para quien el resto de mortales sólo merecen su desprecio: los jóvenes, los izquierdistas, los ciclistas y sobre todo su gran rival, el dibujante Bonnot.

El humor de Blutch es muy ácido, y personifica en Blotch todas las miserias humanas: el egoísmo, la cobardía, la envidia… imposible no sentirse identificados con él en algún momento (para nuestra vergüenza).

lunes, 3 de noviembre de 2008

La sonrisa del vampiro

Me encanta la forma en que los japoneses tratan sus perversiones, han conseguido renovar en occidente el miedo y la excitación perdidas, y éste manga de Suehiro Maruo es un ejemplo perfecto: no faltan las colegialas de braguitas blancas y pechos incipientes sufriendo brutales violaciones o participando en orgías, pero también hay romanticismo, rebeldía e insatisfacción juvenil… y vampiros, claro.

Aunque el tema vampírico está ya muy trillado, Maruo lo enfoca desde su personal estilo, creando un mundo en el que el mal está por todas partes, no es patrimonio de los vampiros. De ellos explora la fascinación por la inmortalidad, la idea del vampiro como yonki y del vampiro adolescente que busca su identidad fuera de la masa.

Intentaré que me presten el segundo y último tomo para saber cómo acaba esta escabrosa historia...